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China recalcula sus prioridades tras entronización de Xi Jinping

Por Patricio Giusto.

El XX Congreso del Partido Comunista de China (PCCh) concluyó sin grandes sorpresas, aunque con algunos datos relevantes respecto al rumbo futuro de China, que tendrán fuerte repercusión a nivel doméstico e internacional. Como se esperaba, durante la cita más trascendental de la política china, Xi Jinping fue confirmado para un inédito tercer mandato consecutivo. Xi seguirá siendo Presidente, Secretario General del PCCh y cabeza de la Comisión Militar Central, al menos hasta 2027. El sistema político chino afrontará entonces una situación sin precedentes, con un líder que no exhibía tal concentración de poder desde los tiempos de Mao Zedong.

La nueva conformación del Comité Permanente (CP), máximo órgano del PCCh, es un fiel reflejo de la fortaleza de Xi. El presidente estará por primera vez acompañado de seis figuras de su círculo íntimo, sin representación de las principales facciones opositoras a nivel interno del PCCh. Asimismo, Xi gobernará también por primera vez sin influencia de figuras seniors del partido. Por caso, el ex presidente Jiang Zemin con 96 años, ni siquiera pudo participar del XX Congreso. En tanto, su antecesor Hu Jintao (79), protagonizó un curioso retiro, aparentemente forzado, en medio de las deliberaciones del Congreso. Fuentes oficiales dijeron que fue por “motivos de salud”.

El nuevo CP estará integrado por Xi Jinping, Li Qiang, Zhao Leji, Wang Huning, Cai Qi, Li Xi y Ding Xuexiang. La confirmación de los cargos específicos que ocupará cada uno se formalizará recién en marzo, aunque ya trascendió bastante información fidedigna al respecto. Li Qiang será el nuevo primer ministro, reemplazando a Li Keqiang, quien durante sus dos mandatos en el cargo se había convertido en uno de los principales opositores internos a Xi, sobre todo en materia económica.

El nombramiento de Li Qiang causó algo de sorpresa, ya que como actual jefe partidario de Shanghai había sido muy criticado por su manejo de las duras cuarentenas. Sin embargo, justamente por ello quizás Xi quiso elevarlo. Uno de los datos más relevantes del Congreso es que no caben dudas que la política de “Covid-0” (ahora llamada “dinámica”) llegó para quedarse, como sello distintivo de la era Xi. Por otra parte, Li es un viejo conocido de Xi, con quien compartió durante su emblemática gobernación en Zhejiang. Allí se forjó la “Nueva Armada de Zhijiang”, como se conoce a la facción política que constituye el núcleo duro de Xi. Li Qiang fue uno de los primeros altos referentes del partido en apostar tempranamente por el ascenso de Xi, durante los tiempos de transición de la era de Hu Jintao.

El ascenso de Li Qiang para primer ministro significó el desplazamiento de los dos grandes candidatos a priori para ocupar ese cargo. Por un lado, el actual vicepremier Hu Chunhua, referenciado con Hu Jintao, no figuró ni siquiera en el nuevo Politburó (los 25 miembros más encumbrados). En tanto, Wang Yang, actual presidente de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, también fue desplazado.

Por su parte, Zhao Leji, varias veces mencionado como posible sucesor de Xi, renovó su lugar en el CP y será probablemente el nuevo líder de la Asamblea Popular Nacional. Wang Huning, el máximo ideólogo del partido, también logró renovar su posición en el CP y seguramente encabezará a partir de marzo la Conferencia Consultiva Política que abandona Wang Yang. Tanto Zhao Leji como Wang Huning fueron piezas esenciales de la estructura de poder de Xi en los últimos diez años.

Además del ascenso de Li Qiang, otra cara nueva del CP es Cai Qi, quien se especula estará a cargo de la crucial Secretaría Central del partido. Cai es actualmente líder partidario de Beijing, conocido por su dureza en la conducción y quien conoce a Xi al menos desde la década de 1990, también habiendo compartido con él durante gestiones en las provincias de Zhejiang y Fujian. Recientemente, Cai lideró los complejos JJOO de Invierno de Beijing, reafirmando su valor para Xi.

Por otra parte, Li Xi, actual líder partidario de Guangdong, tiene una larga y destacada trayectoria, con fidelidad probada a Xi durante sus dos primeros mandatos. Posiblemente, Li será la nueva cabeza de la estratégica Comisión de Disciplina del partido, habiendo secundado eficazmente en esa área a Zhao Leji. Señal de que la implacable campaña anti-corrupción, una de las políticas más emblemáticas y populares de Xi, no sólo continuará, sino que se profundizará con nuevas purgas.

Finalmente, cabe mencionar a Ding Xuexiang, quizás el ascenso más interesante en el CP, aunque no sorpresivo. Se trata de un brillante ingeniero que se ganó la plena confianza y admiración de Xi, exhibiendo eficiencia y gran capacidad de resolución como director de la oficina presidencial. Con 60 años de edad, Ding es el miembro más joven del CP y cabría comenzar a observarlo como potencial sucesor de Xi, aunque ahora no está claro si para 2027 o bien para más adelante.

Un nuevo perfil partidario para una nueva China

El meteórico ascenso de Ding Xuexiang también dice mucho de cómo se está reestructurando el PCCh hacia abajo. De hecho, el nuevo Politburó tiene varios ingenieros y científicos experimentados (y ninguna mujer, dicho sea de paso), lo que da la pauta de un gobierno que priorizará más que nunca el desarrollo tecnológico endógeno para lograr autosuficiencia, frente a la escalada de la guerra tecno-comercial con los EEUU. Cuando Xi Jinping hizo alusión en su discurso sobre los “tiempos tormentosos” que se avecinan, sin dudas estaba pensando en un contexto internacional que se ha vuelto sumamente adverso y hostil para China.

Otro dato relevante de este XX Congreso es que hubo notoriamente más menciones en el discurso de Xi a la seguridad que a la economía. Un claro cambio en el contenido y en el tono mucho más optimista del discurso de su reelección, en 2017. Xi es consciente que durante su tercer mandato China afrontará un mundo más conflictivo e inestable, con alto riesgo de nuevos imponderables como la pandemia y la guerra en Ucrania, que podrían alterar significativamente los objetivos del PCCh.

En ese sentido, la reacción negativa de la bolsa de Hong Kong tras la culminación del Congreso no fue casual. Tal como temen los principales operadores de ese mercado, es esperable una mayor intervención del Estado en la economía, junto a mayores restricciones y controles por razones de “seguridad nacional”. Todo en línea, además, con el concepto económico madre de la “prosperidad común” promovido por Xi.

Finalmente, como era también previsible, Taiwán ocupó un lugar especial durante el XX Congreso. Xi enfatizó su inflexible postura sobre la inevitable reunificación china (de nuevo sin fijar plazos), para la cual el PCCh no resignará el uso de la fuerza, de ser necesario. Fue un mensaje directo a la postura crecientemente provocadora y temeraria de EEUU sobre esta cuestión tan sensible. Junto a ello, Xi usó repetidamente el término “características chinas”, ensayando una férrea defensa del modelo político y económico chino, en relación a los sistemas y valores occidentales.

Frente a todo lo antedicho, queda claro que China ha recalculado sus prioridades domésticas e internacionales. Por ello, probablemente el tercer mandato de Xi signifique una China más austera y menos abierta hacia el mundo, lo que al mismo tiempo la llevará a reaccionar con mayor dureza ante las amenazas y agresiones externas. China pondrá el énfasis en su estabilidad interna y en lograr mayores niveles de autosuficiencia. Esto no quiere decir que China resignará sus grandes proyectos globales, pero sí implicará que los países altamente dependientes de la asistencia financiera y de las inversiones de China (como ser el caso argentino) deban igualmente recalcular sus estrategias de inserción internacional. También para nosotros serán “tiempos tormentosos” si no somos capaces de anticipar a tiempo.