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El peor momento en décadas de las relaciones China-Taiwán

Este artículo fue originalmente publicado en El Economista, disponible en el siguiente enlace.

*Por Patricio Giusto

Diversos hechos han llevado últimamente las relaciones entre China y Taiwán a su punto de mayor tensión en décadas. Tanto el presidente chino Xi Jinping como la líder taiwanesa Tsai Ing-wen pronunciaron duros discursos con motivo del 110º aniversario de la Revolución Xinhai, que en 1911 derrocó a la última dinastía imperial china.

Si bien Xi evitó en su discurso la retórica militar de otras ocasiones y volvió a hablar de “reunificación pacífica”, enfatizó que esta “debe ser conseguida”. Sin especificar plazos ni medios para concretarla, hizo alusión a la “tradición gloriosa” de China contra el separatismo y criticó la injerencia de terceros países en este asunto. “Nadie debe subestimar la firme determinación, la firme voluntad y la fuerte capacidad del pueblo chino para defender la soberanía nacional y la integridad territorial”, dijo Xi.

Los medios oficiales se encargaron de magnificar sus expresiones, apelando al nacionalismo y al poderío militar de China frente al desafío de la “isla rebelde”.

Mientras tanto, Tsai hizo alusión en su discurso a la “creciente opresión política”, tanto en China Continental como en Hong Kong, acusando a Beijing de “alejarse del camino de la reforma y el desarrollo”. La líder del Partido Progresista Democrático destacó también la firme voluntad de Taiwán de defenderse y no ceder ante las amenazas chinas, haciendo referencia al apoyo internacional que mantiene la isla.

Actividad militar creciente en la región
Mientras se intercambiaban los discursos, un número récord de aviones de combate chinos sobrevolaban lo que Taiwán considera su zona de identificación de defensa aérea. El Gobierno de la isla no se quedó atrás frente las incursiones chinas, que son cada vez más frecuentes. Recientemente llevó a cabo una serie de ejercicios militares con EE.UU., Francia y Japón. Para complejizar aún más el escenario, el Reino Unido confirmó su participación en ejercicios navales en el lindero Mar de Filipinas.

La presidenta Tsai confirmó oficialmente la presencia de tropas estadounidenses en la isla, aumentando la ira de Beijing. En ese sentido, no caben dudas que Washington es hoy más que nunca el pilar fundamental en la estrategia defensiva de Taiwán. En EE.UU. hay amplio apoyo bipartidario sobre la defensa de la autonomía de Taiwán, aunque con la mira posada sobre Beijing. La histórica postura de “ambigüedad estratégica” de la diplomacia estadounidense respecto a la isla, a partir de la normalización de relaciones con Beijing en 1979, estaría quedando definitivamente archivada. Desde que asumió la presidencia, Joe Biden ha virado a una posición mucho más proactiva en favor de Taiwán, a la par del conflicto con China.

Desde el punto de vista de la ciudadanía taiwanesa, las encuestas muestran que hay preocupación, pero no miedo por la creciente amenaza militar de Beijing. Por otra parte, el apoyo taiwanés a la anexión por parte de China se encuentra en mínimos históricos, de alrededor del 13%.

Un número cada vez mayor de ciudadanos, especialmente jóvenes, están inclinados por la declaración de la independencia. Esto incluso ha derivado en cambios hacia liderazgos más duros en el seno del Kuomintang, el partido opositor históricamente más proclive al diálogo con Beijing.

Logros y sinsabores en los esfuerzos diplomáticos de Taiwán
Tsai pudo anotarse en octubre dos triunfos diplomáticos en Europa. Lituania confirmó su intención de permitir la apertura de una representación oficial de Taiwán, mientras que el Parlamento Europeo votó por 580 a 26 la adopción de una resolución no vinculante sobre Taiwán. Esta recomienda que el bloque comience una “consulta pública y un ejercicio de exploración” sobre un eventual acuerdo bilateral de inversión con la isla. La resolución también otorga a Taiwán el estatus de observador en la Organización Mundial de la Salud (OMS) e Interpol.

Desde el punto de vista de la ciudadanía taiwanesa, las encuestas muestran que hay preocupación, pero no miedo por la creciente amenaza militar de Beijing. Por otra parte, el apoyo taiwanés a la anexión por parte de China se encuentra en mínimos históricos, de alrededor del 13%.

Un número cada vez mayor de ciudadanos, especialmente jóvenes, están inclinados por la declaración de la independencia. Esto incluso ha derivado en cambios hacia liderazgos más duros en el seno del Kuomintang, el partido opositor históricamente más proclive al diálogo con Beijing.

Logros y sinsabores en los esfuerzos diplomáticos de Taiwán
Tsai pudo anotarse en octubre dos triunfos diplomáticos en Europa. Lituania confirmó su intención de permitir la apertura de una representación oficial de Taiwán, mientras que el Parlamento Europeo votó por 580 a 26 la adopción de una resolución no vinculante sobre Taiwán. Esta recomienda que el bloque comience una “consulta pública y un ejercicio de exploración” sobre un eventual acuerdo bilateral de inversión con la isla. La resolución también otorga a Taiwán el estatus de observador en la Organización Mundial de la Salud (OMS) e Interpol.

*Director del Observatorio Sino-Argentino. Docente del Posgrado sobre China Contemporánea de la UCA. Master of China Studies y profesor visitante de la Universidad de Zhejiang (China).